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Genoveva Fernández

Buenos Aires, 1963.

Egresa de la Escuela de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón “ (especialidad escultura) y cursa pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”.

Desde el 2000 realiza exhibiciones colectivas e individuales, en el Centro Cultural San Martin, Centro Cultural Recoleta, el Centro Cultural Borges, las galerías argentinas Elsi del Rio, arte contemporáneo, Consorcio de Arte Bs As, Galería Matilde Bensignor y Galería del Paseo (de Uruguay)

Participa en salones y ferias nacionales como ARTE BA, Arte Córdoba y en ferias internacionales como FASHION ART, ART MIAMI y ART BO, Bogotá y PINTA, Nueva York.

Sus obras forman parte de colecciones en Argentina y en el exterior .

Vive y trabaja en Buenos Aires.

Ornamentación y Delito

Genoveva expone sus pinturas bajo un título que en apariencia la  autoincrimina de un supuesto delito.
El nombre de la muestra hace referencia a un texto escrito por el Arq. Adolf Loos en 1908 ,donde a modo de manifiesto señalaba la convicción de que la humanidad debía dirigirse a una producción de bienes despojada de toda ornamentación.

Con una técnica realizada estrictamente a mano, refuerza su creencia en el oficio y en la capacidad de la pintura de construir una sintáxis con recursos propios de la disciplina.

En su obra anterior retrataba anónimos personajes femeninos y  las dotaba de una subyacente energía erótica. Actualmente creó con su propia mirada, un dispositivo de acercamiento a esos personajes hasta el punto de hacerlos desaparecer del cuadro y dejar solamente sus ornamentos. Junto a un procedimiento tan extremo realizó un recorte a su campo de observación y a la vez lo amplió  como si fuera un preparado ,visualizado a través del microscopio. En estado de fascinación por los elementos encontrados, trabaja plasmando innumerables signos visuales que podrían dar la pista del adn del cuerpo que subyace debajo del ornamento.

Los elementos pictóricos cubren en algunos casos la totalidad del espacio plano del soporte y en otros ,dejan ver parcialmente cierto vacios, que sólo demuestran  la voracidad con que la artista cubre la tela como los moros cubrían con sus guardas las paredes de la alhambra.

Es aquí donde la obra trasciende de la operación óptica de acercamiento y el horror al vacio, que en definitiva no es otra cosa que el deseo de vivir, dando lugar al goce visual.

Pero vale preguntarse ¿cuál es el delito ?

GF se subleva al autoritarismo racional y construye  un cosmos basado en el placer de  pintar y el de mirar ,donde el cuerpo del delito permanece detrás de la imagen y se expone para el ojo sutíl y desprejuiciado con la fuerza del deleite.

Edgardo Madanes
Escultor y amigo